🇦rthur
@ospuac
Formador – El último romántico..
"Tengo mi locura, vivo en otra dimensión y no tengo tiempo para cosas que no tienen Alma. _Charles Bukowski

Entró a la bañera como quien cruza un umbral. Dejó el día afuera: los mensajes sin responder, las preguntas, el ruido. Con cada burbuja que estallaba, algo se soltaba dentro. Alzó la copa y pensó en él, pero no brindó—esta vez, la noche era solo suya..

Hola soy Marcela y quería contarles que en 2024 "X" me quitó mi cuenta anterior, que acá debajo de éste tweet la dejo para que me recuerden.. Y quería pedirles a mis seguidor@s y a los que no lo eran si tienen la amabilidad de seguirme nuevamente.. FELIZ 2025 PARA TODOS 🌹🌹🍀🍀
Te miro y callo, pero en tu juicio habita mi silueta ajena. Crees saber quién soy yo, pero es tu sombra la que ves. Yo sigo intacto, mientras te proyectas sobre mi rostro. No llevo tu disfraz, no... es tu verdad la que hablo.

El espejo la observaba en silencio, mientras ella delineaba su reflejo con cuidado. No lo sabía, pero incluso sin rímel, sin brillo, sin maquillaje, ya desbordaba belleza. Hay rostros que no necesitan adornos, solo la luz de saberse auténticos..

Cada palabra que decía florecía en sus labios como margaritas al sol. No sabía si era magia o ternura, pero quien la escuchaba, no olvidaba jamás el aroma de su voz. Y es que hay bocas que, en lugar de hablar, despiertan jardines..˚‧。⋆🌻⋆。‧˚

Sus manos limpian el cansancio del día sin hacer ruido. Cada caricia es puente que une lo invisible. Y ella descansa, en la fe de sus dedos como en un templo. No hay dolor que resista a tanta suavidad.

Hoy no hay combate, solo el silencio tibio de esta ventana. Huele la flor despacio, como quien pide perdón, por no ser siempre de hierro. También se cansa. A veces ser valiente es dejarse sentir.
Piel contra la piel domingos sin más reloj que los suspiros, se enreda la ternura entre dedos que no hablan. El mundo calló bajo el peso de un gesto, ciego y tan claro— descanso en tus pisadas como si fueran mi hogar.

La besó como si el mundo terminara al final del camino. Ella, envuelta en lunares rojos y risas de verano, lo abrazó con fuerza. El viejo jeep fue testigo mudo de un amor que no pidió permiso, solo se vivió… salvaje, breve y eterno.

Sonríe sola, pero hay algo en sus ojos que no se olvida. Ríe para no caer, ríe porque es más fuerte. Se cubre el rostro, como quien guarda un beso para otro día. Su risa es resistencia, su sombra: poesía.

La taza entre sus dedos es excusa..Mira al vacío como quien guarda secretos que nadie merece. No se desnuda por deseo, sino por certeza: sabe lo que provoca. Y aunque parezca ausente, en realidad, lo observa todo.. Buongiorno. ☕

A veces uno se queda creyendo que lucha por amor, pero en el fondo solo se está acostumbrando al dolor. Hay una línea muy fina entre aferrarse y aguantarse… y cuando la cruzás, ya no estás por cariño, sino por no saber soltar..

Ahí está, siempre en la misma esquina, con sus zapatos viejos al lado. No los deja ni para rascarse. Dicen que fueron de alguien importante. Él no habla, claro, pero se le nota en los ojos: no espera zapatos… espera pasos. Porque el cariño no se rinde..

Avanza sin prisa, con una capa de superhéroe ondeando entre ruinas. No hay hazañas ni aplausos, solo pasos firmes sobre el polvo. Y aun así, su figura en medio del caos parece susurrar: aún es posible reconstruir lo que el miedo intentó borrar.

A veces el amor perdura y se vuelve nido, raíz, promesa cumplida. Pero otras veces duele, se va sin romper del todo, dejando ecos y vacíos. Y entendemos que amar no siempre basta, pero aun así… elegimos sentir, aunque duela.

El papel se rompió, como a veces se rompen los días. Con manos pequeñas y aguja improvisada, él quiso coser el silencio. No sabía por qué dolía, solo que unirlo con cuidado tal vez curaba. Así es la vida: remendada, imperfecta… pero aún de una pieza.

El agua corría lenta, como los días en esa calle olvidada. Ella llenaba la lata sin apuro, mientras el camión oxidado, testigo de mil regresos, parecía esperar otro que no llegaría. Al fondo, la ciudad seguía en movimiento, pero allí, el tiempo se había detenido.

La mesa aún conserva el vino servido y el pan intacto. Solo el vestido floreado asoma bajo la silla, como si el almuerzo hubiese sido demasiado. Él se aleja sin mirar atrás, mientras el silencio del jardín oculta el último suspiro.
