adrian liberman
@adrianliberman
Psicoanalista Didacta, miembro IPA, Fepal, ILAP.Atención terapéutica on line. Autor. Profesor Postgrado.
Conozco muchas personas que solo deciden con el bolsillo. Escogen las peores infamias a cambio de la promesa de la prosperidad individual. Personas que no entienden que el bolsillo no es un órgano para saber. Es un depósito donde se guarda lo valioso y la basura también…
La primera entrevista con el psicoanalista provee al que sufre de una experiencia inédita en la salud mental. El analista oye sin apuro, no está pendiente de “despachar” al sufriente a los 10 minutos con un diagnóstico y una píldora. Ser oído es un derecho, no un lujo…
El alivio sintomático puede ocurrir muy rápido. Ser escuchado produce efectos en la tristeza, la ansiedad. No es poca cosa. Pero el cambio verdadero lleva tiempo. El que se siente aliviado puede creer que ya cambió y retorna a hacer lo mismo esperando otro resultado…
Quien delira más? El que vive en la calle aplastado por un sistema que lo condena a una existencia miserable? O el que reabre manicomios para encerrarlos, drogarlos masivamente, someterlos a un régimen carcelario para que no afeen las aceras?…
La cura va bien cuando lo implacable de la severidad va cediendo paso a una mirada más benevolente con uno mismo. No es autocomplacencia, sino poder asumirse con faltas y virtudes. Y cuando eso se refleja en los vínculos con otros, aún en la desilusión…
Las adicciones son un descenso al infierno, a estat acosado por los espectros sin cesar. Parte del problema está en la sustancia usada. Pero el peor está en necesitar un anestésico social. En algo que te remueva del dolor de un sistema que cosifica, violenta y excluye…
Reabrir “asilos “ (manicomios) para la gente que vive en la calle, en lugar de modificar las crueldades de un sistema social que las obliga a ello, es una de las ideas más estúpidas posibles. Volvemos a edades oscuras, pronto alguien sugerirá gasearlos...
Hay quienes no pueden lidiar con no poder predecir la respuesta de los otros a sus demandas. La frustración, la desilusión, lls sobrepasa. Por eso, hacerse adicto a algo que siempre responde igual (calma, excita, aturde) puede ser tentador. El adicto es un solitario…
Las adicciones son un intento de solución al malestar de vivir. Proponen fijarse a algo que siempre responde de la misma manera, jamás varía en sus efectos. Los adictos se desconectan de las personas por no soportar sus inconsistencias. La adicción es soledad…
La crueldad no es solo lo que nos hacen. Muchos aprenden que el maltrato es una forma de relación. Solo se puede hacer vínculo usando al otro como pera de boxeo. Para no ser crueles necesitamos reconocer nuestros aspectos maltratadores…
Una persona en situación de calle, “homeless” es alguien vulnerable. Con una historia de sufrimiento complejo que le ha impedido tener una vida digna. No se resuelve este drama removiéndolos y encerrando. No se “limpia” barriendo la “basura” debajo de la alfombra…
El Mal se ancla cuando dejamos de cuestionarlo. Cuando se hace banal, cuando nos encogemos de hombros, cuando pensamos que no nos herirá. Para combatir el Mal hay que mirarlo a los ojos, sino será imposible reconocerlo….
La cura consiste en promover el pensamiento crítico. Diferente a la censura o al reproche. Cuando alguien logra interrogarse porqué persiste en elegir lo que le hace sufrir, se inquieta. Pero empieza a ganar libertad. El dolor cambia cuando entendemos porque lo sostenemos…
Hay violencias estruendosas, esas que acaparan las primeras planas de los medios. Y las hay cotidianas, silenciosas. Como la explotación diaria en trabajos indignos. O la del lenguaje apellidando de “bárbaro” al extranjero. Hablar hiere, o cura…
La vida psíquica es un movimiento constante, es oscilar, dudar, quedarse o volver. Pero hay lugares desde donde es difícil retornar. El ridículo, el maltrato, la exclusión, el rechazo son algunos desde los que no se vuelve sin cicatriz…
En una Cultura en que la crueldad y la indiferencia abundan, el psicoanalista ofrece un Bien escaso: la escucha compasiva. Si, hacerlo es un trabajo e implica un valor. Puede ser mucho o poco. Caro o barato. Pero siempre es menos caro que entregarse a la desesperanza…
El migrante sufre por verse sometido a una doble exigencia. La de perder partes de sí (la patria, el idioma, su profesión, seres queridos) y la de tener que “sobrecumplir”,rendir extra para demostrar que es digno de tener un lugar…
Estamos cultivando una Cultura de la soledad, del aislamiento. Una sociedad en la que no se sabe intimar sino mediados por pantallas. Una existencia basada en la desconfianza y el miedo al otro. Quién puede extrañarse que la depresión sea la nueva “peste”?…
Somos lo que recordamos ser y también lo que olvidamos. Somos nuestra Historia, objetiva, fantaseada, archivada o presente. Somos lo que cuentan otros y lo que decimos nosotros. No hay historias buenas o malas, hay necesidad de contar y que alguien oiga para cambiar…
La depresión puede ser un infierno para el que la padece. No poder moverse, tener proyectos, amar. Pero peor es el infierno que los “bien intencionados” agregan al que está triste, con consejos y recomendaciones que apuntan a desestimar lo que se siente: “dale que tú puedes”…