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No estás perdido. Estás pensando. Filosofía para los que saben que algo no encaja.
Afirmar que la filosofía no sirve para nada es "el mejor halago posible" Ese "no servir para nada", la hace libre: saber por saber, para huir de la ignorancia, admirarse y buscar. Lo útil fácilmente queda atado al interés práctico que persigue. Qué inutilidad más fascinante.
Para quienes leyeron a Wittgenstein más allá de las frases de Pinterest: Cuando alguien dice: “no fue lo que dije, fue cómo lo entendiste”…comprendes por qué Wittgenstein se fue a cortar leña a Noruega.
Antes fotografiábamos lo que sucedía. Ahora hacemos que suceda algo… para fotografiarlo. La imagen ya no captura la realidad: la diseña. El presente no se vive: se ensaya para la memoria ajena.
“Lo esencial es invisible a los ojos”, dijo El Principito. Desde el Hades, Platón suspiró… recordando que el Demiurgo no necesitó mirar para ordenar el mundo.
En Niebla, Unamuno descompone la realidad y la ficción para revelar la paradoja humana: somos autores y personajes de una historia incierta, atrapados entre el querer crear sentido y la imposibilidad de controlarlo. #Unamuno #QuéLeer
Nietzsche no dijo "lo que no me mata me hace más fuerte" como frase de autoayuda. El dolor no es una escuela. Es una prueba. Y muchos la pierden. No es motivación: es filosofía trágica.
“La nada nadea”, decía Heidegger. Cuando todo parece perder sentido, no es el fin: es el comienzo. La angustia nos enfrenta a la nada, y en ese vacío puede revelarse lo esencial. La nada no aniquila: deja ver.
Camus cierra El mito de Sísifo con una frase mínima, sin énfasis, casi silenciosa: “Hay que imaginar a Sísifo feliz.” Toda su propuesta filosófica se repliega en esa imagen final: breve como un veredicto, fría como una piedra… pero suficiente para resistir la noche.
Paradoja: “Recordar es la forma más delicada del olvido.”
Para Arendt, pensar no es resolución. Es la interrupción que impide que lo intolerable se vuelva rutina. No resuelve, no protege, no ordena. Solo separa al que actúa del que obedece sin preguntarse nada. Pensar no cambia lo que ocurre. Te cambia a ti.
Cioran y el colapso de la lucidez: "Pensar es destruir lo posible."
Aristóteles dijo que la felicidad es una actividad. No depende de que la vida vaya bien. Depende de cómo vives tú.
Boecio escribió "La consolación de la filosofía" en prisión. A veces la filosofía no sirve para entender el mundo. Sirve para no hundirse con él.
Lacan, psicoanalista francés, pensaba que el amor no tenía nada que ver con eso del “tú me completas”. “Amar es dar lo que no se tiene a alguien que no lo es.” No se trata de anular la fragilidad, sino de habitarla juntos. ¿Y si amar fuera sostener lo que no se puede resolver?
Para Deleuze, la identidad es una trampa: te fija para que no te escapes. Lo real no es el yo, sino el deseo: eso que fluye, desborda, arrastra. No estás desorientado. Estás en fuga. Y eso es lo más vivo que te ha pasado.
En "El proceso", Kafka cuenta la historia de Josef K., un hombre acusado sin saber por qué. No hay delito, pero hay culpa. No hay juez, pero hay juicio. Como hoy: vives rindiendo cuentas, aunque nadie te acuse. El proceso no es contra ti. Es dentro de ti.