Elena...
@Eternabrevedad
Lo bueno de mis letras; es que cuando a solas y a oscuras, hablan entre ellas y dicen mucho más de lo que ustedes a la luz podrían leer...
Lo escribo aquí porque al final del día no puedo acurrucarme entre tus brazos y dejar que a besos me borres los restos del mundo que tanto me pesan ni compartirte fragmentos de mi cielo cuando todo bien...
Que las penumbras se posen sobre ustedes con dulzura silente. Que la luna, oronda y pródiga en ternura, les cante nanas en lengua de sueños y los meza en su regazo de plata hasta el suspiro del alba... Son buenas noches.
No me culpes por herir tu corazón, cuando fuiste tú —con temeraria necedad— quien decidió omitir aquel conspicuo rótulo fosforescente, de fulgor intermitente y advertencia explícita, suspendido en mi umbral: “Precaución: canina indomable en constante vigilia del alma propia...”
Mi miedo no es que no vuelvas a escribirme, mi miedo es que un día no recuerdes mi nombre...
Apaga el resplandor y sella el umbral con sigilo: preciso de tinieblas y mutismo para que el eco de tu partida no me duela tanto como tu presencia ausente...
Quiéreme despacio; como si la vida no intentara escapar de nuestros cuerpos...
Si pudiera tener la oportunidad de volver a tropezar contigo me enamoraría de nuevo de ti. Aunque me duelas, aunque me mates otra vez. Qué importa.
No soy el poema que imaginas. Soy el prólogo sombrío. La nota al pie que nadie lee. La página arrancada de un diario aburrido. Entidad melancólica, de carne cansada y mirada ausente...
La vida es un poema malversado por dioses distraídos, una odisea sin Ítaca donde Ulises olvida por qué zarpó...
A hacer nido en mi cabeza se disponen tus fantasmas. He cortado flores frescas. Les he limpiado la casa. Y para hacerles compañía; he soltado la cadena, a algunos perros recuerdos que no me dejan dormir...
Outsourcing emocional nivel dios. Me tocó ser la musa, la puta y el poeta. ¿Trío creativo o explotación autoorganizada? Aún no decido si aplaudirme o demandarme...
Los miércoles son un poema inédito de dios, escrito en el margen de su olvido. No sólo pesan, se arrastran extenuados pidiendo tregua en voz baja...
Quisiera que nuestras distancias fueran apenas pliegues en el espacio, y encontrarte al doblar la esquina de otro tiempo. Sin mapas ni certezas. Reescribir el cosmos. Alinear nuestros mundos. colisionar universos...
Tú eras sinfonía y yo, apenas silencio entre dos notas. Y aun así te quise, como se quiere lo sagrado: de lejos, con la frente baja y las manos vacías. Te dejo ir, no porque no te ame, sino porque mereces un alma que no se quiebre al sostener la tuya...
Aprender a soltar a quien jamás podremos hacer feliz —aun sabiendo que es un alma exquisita— es un acto de amor que desgarra. Dejarlo partir con la esperanza de que otros labios le pronuncien la dicha que los nuestros no supieron conjurar.
Te leo, toda entera con los dedos; como un libro que se moja y duele...
El viento hizo una pirueta sobre su largo cabello. Me parece que ha entendido antes que yo, de qué va la danza de la vida...